Hoy sí que hay estrellitas en el cielo. Pau observa el cielo y busca la brilla más….
Sonríe porque la encontró y puede explicar su secreto a su mama…
“Hola Mama, hoy si que brillas…. Mama… Tengo un secretito…
Me gusta una nena del colegio, es muy guapa se llama Paola… a que es bonito este nombre. Juego mucho con ella, me gusta estar con ella en el cole…No se lo digas a papa y al abuelito, porque se pensaran que me voy a ir de casa con ella… y me necesitan aquí que les ayudó mucho en la casa… con los animales…


Pau no se da cuenta que debajo la ventana están sentados ellos y escuchan su conversación…emocionados sonríen mirando también a la estrella que brilla más…
Pau duerme en una estrella enorme que le hizo su abuelito… así puede seguir soñando siempre con estrellas y con su mama

Antes de los cincos años no se llega a entender los tres componentes básicos de la muerte
1. Es irreversible, definitiva y permanente
2. Consiste en la ausencia total de las funciones vitales
3.Es universal, es decir, que nadie escapa de morir
También antes de esa edad es muy escasa la tendencia a llorar por un duelo.
Conviene favorecer la expresión de las emociones y la comunicación empática.
Frases como “No llores”, “No estés triste”, “Tu llanto no va a revivirlo”, etc. pueden abortar esta expresión e impedir que el niño se desahogue. Hablar del padre o de la madre que ha fallecido no es producir sufrimiento en el niño, sino que le consuela y le ayuda a elaborar la pérdida. Hay que hablar de la persona fallecida con toda naturalidad.
Cuanto más pequeño sea el niño, más útil pueden ser el juego, el dibujo o la dramatización. Por otra parte, no debemos olvidar que los niños manifiestan su dolor por la pérdida de manera diferente a los adultos y pueden mostrar cambios frecuentes de humor, falta de atención en la escuela y anomalías en sueño y alimentación.
En líneas generales, existe un amplio abanico de reacciones que pueden considerarse “normales” (hablar con el fallecido, llorar desconsoladamente, estar enfadado, etc) y hay que permitir los canales adecuados de expresión.
La investigación señala que la mayoría de las conductas y de los sentimientos se van atenuando con el paso de los meses, excepto la conexión con el familiar fallecido, que se alarga en el tiempo y que sirve para elaborar la pérdida.